Debió ser Hatuey De Camps, fallecido presidente del PRSD, la primera figura pública que se refiriera a Leonel Fernández, expresidente de la República, como el más dichoso de los políticos dominicanos. Varios observadores han señalado la buena suerte de Fernández en relación con su carrera política.
En 1994, el doctor Fernández era un político bisoño y un abogado de poco ejercicio a quien gustaba más la comunicación que la carrera estudiada. La buenaventura comenzó a mostrarse en las elecciones de ese año, cuando fue escogido compañero de fórmula del candidato presidencial del PLD, el escritor Juan Bosch.
EL AUTOR es periodista y escritor. Reside en Santo Domingo.
El proceso se caracterizó por las múltiples irregularidades y artimañas dirigidas a frustrar la victoria del candidato presidencial José Francisco Peña Gómez, del entonces viviente PRD. Pese a la demostración del fraude, la victoria fue adjudicada al presidente Joaquín Balaguer, candidato del Partido Reformista.
Una reforma constitucional de urgencia -14 de agosto de 1994- limitó a dos años el período de Gobierno e introdujo el impedimento de reelección a Balaguer, más que su condición de nonagenario y ciego. De su lado, Bosch mostró tal menoscabo en su salud mental que determinó su retiro de la escena pública.
En 1996, Peña Gómez se perfilaba nuevamente como el favorito para ganar la contienda electoral, pero el partido de Gobierno, su aliado PLD y fuerzas funestas promotoras de las peores causas se propusieron impedirlo. La suerte recayó sobre el doctor Fernández de modo similar a quien gana la lotería porque encontró el billete en la calle. Ocupó la Presidencia en tres ocasiones.
La dicha de Fernández mermó en 2015, cuando su antiguo socio y declarado enemigo Danilo Medina, le impidió ser candidato presidencial, tras acomodarse la Constitución para seguir en el puesto. Luego Medina lo hizo salir del PLD, previo a los comicios de 2020. Hubo de rascarse con sus propias uñas y adquirió el pequeño PTD al que bautizó Fuerza del Pueblo.
En las elecciones de 2020, ganadas en primera vuelta por Luis Abinader, Fernández con el apoyo de su partido, el PRSC y otros grupos obtuvo el 8.9% de los votos. Hoy, las encuestas le atribuyen 26 por ciento de preferencia, lo cual indica un buen crecimiento. Su suerte llega hasta colocarlo por encima del viejo PLD.
Con el penoso historial de los gobiernos peledeístas, es expresión de buena suerte estar en un segundo lugar de la preferencia electoral, incluso ser candidato presidencial es un logro venturoso. Para alcanzar a Luis Abinader necesita triplicar la dicha. Como todos los días no son de fiesta, luce incierta la suerte de Fernández.
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