POR RAFAEL SANTOS
Director de La Prensa
Las renuncias de las últimas semanas, en donde entre militantes y dirigentes del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) sobrepasan las 400 personas, han sumergido en una virtual crisis a la otrora fuerte organización, la cual, y aunque su alta dirigencia trate de minimizar, es una seria preocupación, pues a medida que se prolongan los días, la misma profundiza mucho más su incertidumbre de cara a los comicios del 24.
Al reflexionar sobre los ideales plasmados por su fundador, el expresidente, Profesor Juan Bosch, sobre la construcción de un partido que garantizara los elementos indispensables a la nación para hacer de esta media isla un país modelo en cuanto a educación, cultura y economía se refiere, y observar hoy la triste realidad a la algunos de sus dirigentes han llevado la organización, de verdad que mueve a una profunda reflexión.
Quienes de una manera u otra analizamos el comportamiento político, no nos queda más remedio que sentir una rara sensación (por no decir pena) al ver una entidad que apenas 4 años atrás era todo un océano de crecimiento, con un barco repleto de tripulantes, cuyo timón torció el rumbo y hoy se encuentra a punto de encallar
El PLD, (repetimos lo que a través de las redes y otros medios hemos escrito), debe hacerse un auto análisis, e ir estudiando la mejor manera de sacrificarse y hacer lo mismo que hizo el Partido Revolucionario Dominicano, en el 1974, cuando de manera inteligente decidió junto a su candidato presidencial, Don Antonio Guzmán Fernández, suscribir el muy recordado por nuestra clase política, Acuerdo de Santiago.
Las diversas hemorragias que están sucediéndose en los diversos puntos del país, es un mal síntoma que amenaza a la organización a contraer un cáncer político, cuya metástasis, se propaga por todo su interior, lo que podría provocar un fatal desenlace si no se toman medidas inteligentes de cara a su futuro inmediato.
Danilo Medina y Charlie Mariotti, máximas autoridades políticas del PLD, deben cuanto antes y para tratar de evitar la continuidad hemorrágica, convocar a los diversos organismos y estudiar muy, pero muy bien si conviene o no continuar con una candidatura presidencial que está siendo sacrificada por los errores políticos de una gran parte de su dirigencia, incluyendo su presidente.
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