JESUS ES LA SOLUCION
POR ANTONIO JIMENEZ
Alguien me dijo que la vida es para gastarla, y eso es verdad, pero debemos preguntarnos, ¿en qué la estoy gastando? Porque es muy posible que gastemos nuestros valores en cosas que no la tienen, y cuando lo descubrimos ya es tarde.
Al usar nuestras vidas debemos tener presente que Dios es un Inspector, con quien todos a fin de cuenta nos tendremos que enfrentar. Por esta razón es bueno meditar, como están mis cuentas a la vista de Dios. Al movernos en esta tierra, debemos tener presente que todo lo que podamos obtener, es sumamente barato, cuando lo comparamos con la eternidad.
La eternidad puede ser sacrificada por un momento. Por ejemplo Esaú la sacrificó por un plato de comida, Judas la perdió por treinta piezas de plata. Es bueno preguntarme, y yo ¿Porque la estoy perdiendo? Hay muchas cosas en esta tierra que son agradables por un momento, pero más tarde traen ruina.
Cada día hay que pedirle a Dios que nos ayude a ver las cosas como El la vez; para nunca emplear la vida en las cosas que hacen perder el alma. En el Evangelio de Marcos (8:35), Jesús habla de dos vida. Una es temporal y la otra es eterna. Para ganar la eterna tiene que sacrificar la temporal. Para Job, la vida temporal es como flor de un día (Job 14:2). Perdiendo la vida temporal ganamos la eterna. ¿Cómo perdemos la vida temporal? En el Versículo 34 de Macos 8, Jesús dice como se pierde.
Es el diario vivir que nos va dando lecciones, de que el hombre puede ganarse la popularidad del mundo con todas sus riquezas y aplausos, pero al final tendrá que irse y dejarlo todo; no podrá seguir disfrutando lo que obtuvo.
Muchos se sacrifican haciendo fortuna, y ni siquiera llegan a disfrutarla. Jesús hablo de un rico insensato. (Lucas 12: 13…21). Cuando se trata de la salud física la gente se sacrifican y buscan dinero a donde haya para pagar su medicina, para salvar por un tiempo la vida. No importa lo que tengan que pagar, lo importante es sanarse por un tiempo.
Actuando así reconocen el valor de su vida temporal. En Marcos 8:36, Jesús resalta el valor del alma, cuyo precio sobrepasa el de todo un mundo material. Porque conocía su valor, fue que Dios lo envió a dar su vida en sacrificio, derramando su sangre, para comprar con ella la salvación de nuestras almas. El versículo 37 dice, que si perdiere el alma ¿Qué precio pagaría el hombre por ella? No hay precio con el que se pueda redimir. En esta vida temporal podrá adueñarte del mundo entero, pero no será capaz de comprar un alma. Su exhortación versículo 38.-
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