Nuestra generación pierde amigos y hermanos
- revistalaprensa55
- hace 11 horas
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En muchas ocasiones he mencionado en estas entregas nombres de amigos de prácticamente de toda una vida, entre ellos a Fernando Batlle Pérez. Él, además de haberse entregado a la medicina como sacerdocio, la docencia, lectura, escritura y luchas patrióticas, fue un excelente esposo, padre, ciudadano y amigo. Este gran hombre, lamentablemente, se nos fue esta misma semana.
Fuimos y somos un grupo que coincidió en ideales al comienzo de la década del 60. Que con el paso del tiempo decidió mantener encuentros permanentes y ocasionales. Pero de manera religiosa, a finales de noviembre de cada año, para dar inicio a las navidades. Más que otra cosa, como manifestación o reiteración de compromiso con los ideales e ilusiones. Reafirmar nuestro compromiso por un mundo mejor. Mantener vivos los principios e ideales conducentes al respeto a nuestros valores, a la ética y a la moral.
Prácticamente todos coincidimos en el inicio de la formación de los grupos universitarios y el movimiento humanista cristiano. Igualmente se integraron otros grandes amigos aunque tenían ideologías o pensamientos diferentes. Logramos mantener relaciones de respeto y hasta fraternidad.
Ciertamente el tiempo ha ido pasando y cambiando. Sin embargo, en el pensamiento, como de manera mágica, aquellos momentos especiales y vivencias se mantienen presentes. Éramos un grupo de muchachos con ilusiones, pero nos hemos convertido en viejos, gracias a Dios, la mayoría con las mismas ilusiones y esperanzas por un mundo mejor.
Hemos despedido a parte importante de esa generación. Ahora nos tocó despedir a Fernandito Batlle Pérez, con el mismo aprecio y reconocimiento por su vida ejemplar. Por su amabilidad y disponibilidad cuando se hiciese necesario. Como persona y como médico. Eso nos unió desde hace ya más de 60 años y nos sigue manteniendo unidos en ideales.
Estamos conscientes de que poco a poco nos iremos unos tras otros. Porque es algo natural, pero los que quedamos, debemos seguir enviando a las presentes y futuras generaciones el mensaje de que se puede convivir en armonía aun con diferencias. Que es posible alcanzar el desarrollo personal dentro de la dignidad. Respetando y exigiendo respeto, pero siempre dentro de los límites de la decencia.
Se hace engorroso mencionar nombres de los que durante más de 60 años constituimos una especie de grupo de solidaridad y hemos logrado mantener una amistad inquebrantable de respeto, porque podría omitir alguno. Pero aprovecho la ocasión para expresarles a esos compañeros y sus familiares, que personalmente me he sentido orgulloso de haberlos conocido y participado activamente con ellos. Que a su lado aprendí más de lo que alguien pueda imaginar. Sobre todo, solidaridad, fraternidad y comprensión.
Aprendí que el país es una cantera de gente sana y de buenas intenciones. En todos los pueblos y ciudades. En todas las actividades y estratos sociales. Por tal razón, cuando se despide a un ciudadano de la calidad humana de Fernando Batlle Pérez y los que se le adelantaron, hay que sobreponerse a la tristeza y dar gracias a Dios por habernos dado tantas personas de gran valía. Y mantener la decisión de continuar enviando el mensaje de que se puede convivir en armonía, paz y respeto. Haciendo lo posible para mantener la ilusión de que aquello que soñamos.
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