HASTA EL DIABLO QUEDO SORPRENDIDO
- revistalaprensa55
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PASTOR ANTONIO JIMENEZ
LA PRENSA
Recientemente el Tribunal Constitucional de la República Dominicana, evacuó la sentencia TC/1225/25, mediante la cual se anularon los artículos 210 de la ley 285, y 260 de la ley 3483, bajo los argumentos de estas normas violaban los derechos de igualdad, la intimidad y el libre desarrollo de la personalidad, al imponer sanciones por la orientación Sexual.
El artículo 210 del Código de Justicia de la Policía Nacional, contenía sanción para aquellos que osaban practicar la sodomía (relaciones sexuales con un mismo sexo) dentro de la institución, establecía una pena de seis meses a dos años de prisión correccional, cuando el violador fuera un oficial; y si fuera un alistado la pena sería de dos a seis meses de prisión correccional.
Asimismo el artículo 260 de la ley 3483, establecía sanciones para los miembros de las fuerzas armadas, que osaran practicar sodomía. El espíritu de los que legislaron estos artículos, era preservar la moralidad y disciplina dentro de las filas militares, y evitar que oficiales de un rango más elevado con inclinaciones homosexuales abusaran de otros con rango inferior.
Pero ahora no existe un freno que detenga esas inclinaciones inmorales en esas instituciones, donde siempre ha imperado la ley del más fuerte. Ni el diablo se imaginó que el Tribunal Constitucional se prestara para dar una sentencia como esta, que abre la puerta a la depravación y a la implementación de la inmoralidad.
Esos que han promovido esta acción, y los jueces que se prestaron a anular estos artículos, no quieren nada que huela a moral, respeto y disciplina en esta sociedad, son asesinos de la decencia y la inmoralidad.
La homosexualidad o sodomía es una acción aberrante a los ojos de Dios, tanto así que Dios llegó a destruir ciudades por este pecado, (Génesis 18 y 19). Cuando los perversos, malandrines e impíos obran así, es porque estamos a puntos de que Dios haga un ajuste de cuenta y comience a darle el fruto de lo que han sembrado.
No es una ni dos las veces que los promotores de la agenda LGBTIQ habían intentado buscar una ley en el congreso para lograr estas aberraciones, pero no lo habían logrado. Hoy el menos indicado el TC le abrió la puerta de la indecencia. Solo oraremos.









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