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Ha llegado septiembre: “El tiempo pasa. Nos vamos poniendo viejos…”

  • revistalaprensa55
  • 1 sept
  • 3 Min. de lectura

Una dura realidad para reflexionar en medio de nuestras convulsiones interiores.

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POR RAFAEL SANTOS

Ha llegado septiembre. Es el mes número 9. Tal y como lo dice la muy famosa canción que compusiera Pablo Milanés  en 1977 para uno de los álbumes o LP más recordado por aquella generación que gustaba y gusta de la buena música, y que lleva por título “No Me Pidas”, cito, EL TIEMPO PASA Y NOS VAMOS PONIENDO VIEJOS.

Ayer era diciembre y ya diciembre nuevamente nos arropa con su manto envejecido por el un tiempo que de manera veloz pasa por nuestras cabezas. Muchos no estamos aprovechando ese duro juez que precisamente se llama tiempo, y en vez de reinventarnos para ser mejores ciudadanos cada día, muchos acuden a banales cosas que como seres humanos nos llenan de insustanciales elementos que en nada es provechoso para llenar nuestro espíritu con esa armonía tan necesaria para la paz interior de la que muchos necesitamos en estos convulsos días ya apocalípticos.

El tiempo pasa

Nos vamos poniendo viejos

El amor no lo reflejo como ayer.

Ya el amor no es el mismo, ya el respeto se ha perdido. Muchos nos encontramos lejos, pero muy lejos de lo que es la esencia misma del amor, pero no solo del amor ágape o filiar, sino del amor propio que es el primero que debemos cultivar, amarnos a nosotros mismos.

En cada conversación

Cada beso, cada abrazo

Se impone siempre un pedazo

De razón.

Nuestras conversaciones con nuestros seres humanos ya no son con ese toque de romanticismos, sino de intereses que laceran hasta los lazos familiares o con nuestras parejas, porque sencillamente se ha impuesto más la sinrazón que la armonía para ser mejores esposos, menores amantes, mejores hijos, mejores hermanos, en fin hemos perdido como humanidad la razón para amarnos de verdad como mandó nuestro Señor y Salvador Jesucristo en el libro de Juan 13:34: Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis los unos a los otros.

Pasan los años

Y cómo cambia lo que yo siento

Lo que ayer era amor

Se va volviendo otro sentimiento.

Ufffffff…! cuantas razones tiene este fino poeta con esas frases que para los que vienen sintiendo ese copo de resabio por lo que hemos perdido, pues muchas veces nos carcomen las constantes resaca de un tiempo que se evapora y con este, los sentimientos de una sociedad que no aprecia que hay un Dios que todo lo ve, para recurrir a la violencia, a las provocaciones, a las rencillas, antes que al dialogo y al entendimiento.

Porque, años atrás

Tomar tu mano, robarte un beso

Sin forzar el momento

Formaba parte de una verdad.

Para la sociedad moderna, es más fácil buscar otro tipo de amor en nuestras parejas, en nuestros familiares o amigos, de ese que con sabias palabras le buscábamos otro tipo de sentido a esta vida que se evapora; ahora es mejor buscarlo solo para pasar el momento, pero para jamás darse ese mágico sentido que es tan necesario para explorar las interioridades de aquella persona que nos acompaña, porque precisamente, el modernismo no ha consumido porque sencillamente:

En cada conversación

Cada beso, cada abrazo

Se impone siempre un pedazo

De temor

Pues como seres autómata por un tiempo que irremediablemente se va perdiendo en el océano de las múltiples sinrazones:

Vamos viviendo

Viendo las horas que van muriendo

Las viejas discusiones

Se van perdiendo entre las razones.

Cuánta razón tiene Milanés cuando de manera inteligente describió de manera arquitectónica los versos de esta emblemática canción al decir que

A todo dices que sí

A nada digo que no

Para poder construir

Esta tremenda armonía

Que pone viejos los corazones

Sencillamente: EL TIEMPO PASA. NOS VAMOS PONIENDO VIEJOS.

 

 

 

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