POR ANTONIO JIMENEZ
PASTOR EVANGELICO
Durante las horas finales de Jesús aquí en la tierra sucedieron cosas que humanamente conmueven lo más profundo del corazón. La agonía de Jesús en Getsemaní mientras oraba, su tensión era tan grande que su sudor era como grande gotas de sangre, traición de un amigo, el arresto de Jesús tratado como un perro, la violencia de un discípulo cortando la oreja de un siervo del sumo sacerdote, la ternura y el amor de Jesús en medio de este maltrato.
Pero hay un hecho en medio de estos eventos, que si cualquiera de nosotros se descuida puede repetirse. Porque terminó El Apóstol Pedro llorando amargamente. Demos una ojeadas al Evangelio de Lucas en su capítulo 22 de los versículos 54 hasta el 62.- Pedro fue advertido de que el diablo quería sacudirlo (Lucas 22:31,32), Jesús no evitó esto, solo pidió que su fe no faltara, en otra manera las pruebas vienen Dios la permite, pero nos dará las fuerzas para resistirla. Lucas 22:31,32).
Él tenía confianza en sí mismo, ego, había dicho: no yo me escandalizaré (Mateo 26:33). Se olvidó de que solo venceremos si confiamos en Cristo, no en nuestro yo. Jesús le dijo orad para que no entréis en tentación. En vez de orar se durmieron (40,45). Siguió a Jesús de lejos (54). Quiso calentarse en fuego de los enemigos. Cuando le falló a Jesús lloró amargamente.- Me surge una pregunta para ti que lee este escrito ¿Acaso siente tristeza cuando le fallas a Jesús, llora amargamente por las malas actuaciones que comete?,
Pedro lloró, porque amaba a Jesús, pero era débil para soportar la tentaciones. Cuando somos débiles tenemos que tener muy pendiente, que Satanás quiere sacudirnos, que Jesús hace su parte, pero nosotros tenemos que hacer la nuestra, no debemos confiar en nosotros mismo, tenemos que orar, demandar de Dios la fortaleza que necesitamos , Si amas a Jesús y le niega fallándole, termina llorando amargamente como Pedro. Te invito a meditar profundamente en lo que has leído, y te aseguro que tendrá grandes resultados espirituales. Hasta la próxima.
Dios te bendiga.
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