Los líderes de las democracias más ricas del mundo hicieron hincapié en que no quieren perjudicar a Pekín y que buscan “relaciones constructivas y estables” con el país, “reconociendo la importancia de dialogar con franqueza y expresar nuestras preocupaciones directamente a China”.
El Grupo de los Siete se unió ayer sábado para instar a China a presionar a su socio estratégico Rusia para que ponga fin a su guerra en Ucrania.
En un comunicado conjunto, los líderes de las democracias más ricas del mundo hicieron hincapié en que no quieren perjudicar a Pekín y que buscan “relaciones constructivas y estables” con el país, “reconociendo la importancia de dialogar con franqueza y expresar nuestras preocupaciones directamente a China”.
“Pedimos a China que presione a Rusia para que frene su agresión militar y retire sus tropas de Ucrania de forma inmediata, completa e incondicional”, indicó la declaración. “Animamos a China a apoyar una paz global, justa y duradera basada en la integridad territorial y en los principios y propósitos de la Carta de Naciones Unidas”, incluso en conversaciones directas con Kiev.
La cooperación con China es necesaria dado su papel global y el tamaño de su economía, afirmó el G7 en su llamado a trabajar juntos en desafíos como el cambio climático, las biodiversidad, la deuda y las necesidades financieras de los países más vulnerables, las preocupaciones de salud globales y la estabilidad económica.
PROFUNDA PREOCUPACIÓN
Los líderes expresaron también su “profunda preocupación” por la situación en los mares de China Oriental y Meridional, donde Beijing ha ampliado su presencia militar y amenaza con utilizar la fuerza para hacerse con el control de la isla autónoma de Taiwán. Reclamaron una “solución pacífica” de las reivindicaciones chinas sobre la isla, que están estancadas desde que el Partido Comunista se hizo con el poder en el territorio continental en 1949.
Según el comunicado, no existe una “base legal para los extensos reclamos marítimos chinas en el mar de China Meridional, y nos oponemos a las actividades chinas de militarización en la región”.
“Una China en crecimiento que se atenga a las normas internacionales sería de interés mundial”, apuntó la nota del G7 en una alusión a las acusaciones de que Beijing estaría socavando “el orden internacional basado en normas”.
El Grupo de los Siete mostró además su preocupación por la situación de los derechos humanos en China, incluyendo en Tíbet, en Hong Kong y en la región occidental de Xinjiang, donde las acusaciones de trabajos forzados son recurrentes.
CHINA, POTENCIA MUNDIAL
El G7 aprovechó también la declaración para contrarrestar las acusaciones de que intenta impedir el ascenso de China como potencia mundial.
“Nuestros enfoques políticos no están diseñados para perjudicar a China ni pretendemos frenar su progreso económico y su desarrollo”, afirmó al tiempo que destacó el consenso acerca de que los esfuerzos para diversificar las cadenas de suministro y garantizar un acceso estable a minerales y a otros recursos estratégicos no buscan mermar la relación comercial con la segunda economía del mundo.
“No estamos desvinculándonos ni replegándonos”, dijo el G7. “Al mismo tiempo, reconocemos que la resistencia económica requiere limitar los riesgos y diversificar. Tomaremos medidas, individual y colectivamente, para invertir en nuestra propia vitalidad económica. Reduciremos las dependencias excesivas en nuestras cadenas de suministro críticas”.
Los miembros del grupo se comprometieron también a posicionarse en contra de varios tipos de “coerción económica” y afirmaron que “contrarrestaremos las prácticas maliciosas, como la transferencia ilegítima de tecnología o la revelación de datos”, y evitarán “limitar indebidamente el comercio y la inversión”.
Los funcionarios chinos han reaccionado a varias declaraciones del G7 sobre la coerción económica y otros asuntos acusando a Estados Unidos y a otros miembros del grupo de hipocresía.
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