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¿Cuál es la diferencia entre lujuria y amor?



¿Pueden la lujuria y el amor ser dos conceptos a unir? Esto es lo que vamos a tratar en este artículo. No te lo pierdas.

La lujuria y amor son dos conceptos que están vinculados con las relaciones, en especial las de pareja. Rara vez es posible diferenciarlos bien y es por ello que en este artículo trataremos de arrojar algo de luz al respecto.

Pero antes de ahondar sobre la lujuria y el amor, revisemos cómo define estos términos la Real Academia Española. Si acudimos a ella, el amor es un sentimiento de afecto y atracción hacia alguien, mientras que la lujuria está más relacionada con el deseo y el placer sexual.

¿Qué es la lujuria?

Empecemos con la lujuria. La definición que nos brinda la RAE no nos sorprende.

En una relación de pareja el deseo es una parte muy importante para disfrutar de unas relaciones sexuales plenas y satisfactorias. Sin embargo, este concepto se utiliza en variadas oportunidades desde un prisma negativo.

Solemos hablar de lujuria cuando una persona solo busca tener relaciones sin compromiso. En la actualidad, podemos observar esto en los vínculos de amigos con derecho a roce.

Por lo tanto, la lujuria no tiene que estar ligada al amor. Son dos conceptos que pueden ser independientes el uno del otro. Pero, ¿puede haber lujuria en el amor?

¿Qué es el amor?

Lujuria y amor pueden estar relacionados, aunque no siempre tiene por qué ser así. El amor implica muchas más cosas, como compromiso, deseo de construir algo con otra persona (familia, hijos, planes a futuro) y querer vivir múltiples experiencias con ella.

Aunque muchas parejas se desean y podríamos hablar de la lujuria desde un aspecto positivo, hay personas que son asexuales. Esto quiere decir que no sienten deseo, pero sí amor por otro. Por lo tanto, la lujuria y el amor pueden estar unidos o no.


El amor implica un proyecto a más largo plazo, pues considera que hay intereses comunes a potenciar.

Diferencias entre lujuria y amor

A pesar de todo lo ya mencionado sobre lujuria y amor, resulta necesario condensar algunas de las diferencias más importantes para arrojar más luz sobre estos dos conceptos. Encuentra lo más relevante en la siguiente lista.

Con la lujuria solo importa el físico

El físico es algo muy importante cuando se siente lujuria. Es por esto por lo que el término se utiliza de una manera despectiva en ocasiones.

Una persona que solo quiere estar una noche o pasarlo bien entre las sábanas, pero nada más, se mueve por la lujuria. El deseo que siente se basa en el aspecto físico y en la atracción más simple.

En el amor hay sentimientos

Cuando hablamos de amor no podemos dejar de lado a los sentimientos. Aunque hay momentos de lujuria (deseo), lo que se siente por la otra persona siempre está ahí.

Cariño, respeto y admiración son algunas de las palabras que mejor nos pueden ayudar a definir esto. Sin embargo, una persona lujuriosa puede no tener sentimientos por los demás.

La lujuria busca la satisfacción sexual

Algo que diferencia a la lujuria dentro de una relación de amor o la lujuria por sí sola es la satisfacción sexual. Disfrutar de las relaciones íntimas sin llegar al orgasmo no tiene por qué ser frustrante. Hay muchas muestras de cariño, conversación, mimos y disfrute del proceso, aunque no culmine. Pero cuando solo hay lujuria, todo esto está ausente y el objetivo es la obtención del placer.

El amor es duradero

La lujuria es algo momentáneo, por lo que las relaciones que solo se basan en esto (sin compromiso) no se sostienen. No hay nada más

En cambio, en el amor hay otra serie de componentes, como el compromiso, la lealtad, tener un objetivo en común, compartir momentos más allá de la cama… Es un sentimiento generoso.

La lujuria persigue solo el objetivo del placer. No hay espacio para el compromiso cuando no se acompaña de amor.

La lujuria y el amor: ¿amigos o enemigos?

Como hemos podido analizar, la lujuria y el amor pueden estar presentes, juntas, en una relación amorosa. Cuando la lujuria se toma como esos momentos de deseo y pasión que toda pareja experimenta, no se tiene por qué ver como algo negativo.

Sin embargo, hay parejas asexuales que pueden prescindir de ese deseo. Y también personas que dejan el amor a un lado para centrarse en la lujuria.

Cuando esto último sucede, las relaciones se vuelven líquidas, frágiles y egoístas. Solo importa la satisfacción de las propias necesidades y se le presta poca atención a los sentimientos del otro.

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