Tono Corniel, Patricio Ortega y Domingo Almanzar: Una gran deuda que como sociedad debemos pagar

Tres gigantes de Salcedo que no pueden morir en el olvido.

POR RAFAEL SANTOS

Por el inagotable camino de nuestra historia, pasan y vienen personas que con el correr de los años se convierten en fieros referentes y gigantes a tomar en cuenta. Esos prohombres que durante sus breves pasos por la tierra de los mortales, muchas veces convierten parte de sus realizaciones en su modo de vida, la cual y apegadas a favor de los diferentes sectores de nuestra sociedad,  en muchas ocasiones suelen recordarse como verdaderos filántropos.

Son los casos de tres ciudadanos ejemplares, cuyas vidas además de los buenos ejemplos que nos legaron, aun con sus defectos y sus virtudes (como humanos que fueron), legaron una existencia cargada de amor hacia el prójimo.

Desde sus diferentes épocas y posiciones, Tono Corniel, Patricio Ortega y Domingo Almanzar supieron hacer favores, donar pasajes a estudiantes pobres y universitarios, adoptar niños y niñas que luego se convirtieron en honorables profesionales, donar becas, dar empleos, quitarle el hambre a cientos de personas en el más estrictos de los silencios; en fin, hombres que jamás pasaron factura ni publicaron en redes ni muchos menos cogieron altoparlantes para con bombos y platillos decir los múltiples favores que hicieron.

Es por ello, que como salcedense, como un cultivador de nuestra historia y sobre todo, comunicador apegado a que parte de nuestro pasado no se muera en el olvido, que a través de las presentes líneas, estamos llamando a nuestras autoridades del municipio Salcedo y provincia Hermanas Mirabal, a los señores Asunción Paulino Rivas (Chuna), trabajadora incansable por el rescate de nuestra cultura, la gobernadora Lissette Nicasio y a la Sala Capitular y al alcalde Juan Ramón Hernández, para que por favor, hagan justicia y fijen sus miradas para que parte de los ejemplares legados de estos tres distinguidos munícipes, no se pierdan.

Ustedes señores autoridades y personalidades mencionadas en líneas más arriba, deben “casarse con la gloria” y haciendo un acto de justicia histórica, reconozcan a tres de sus brillantes hijos, los cuales han sido ejemplos de servicios, honradez, de apego y amor a su terruño (algunos por adopción), lo que todavía como es el caso de don Patricio, quien a través de su muy recordada Panadería La Teresita en el barrio La Amargura, fue el motor generador de oportunidades a decenas de padres y madres de familias en momentos de grandes crisis y dificultades económicas en nuestro Salcedo de aquellos años, para llevar el sustento diario a sus respectivos hogares.

Pero, y qué decir, de Don Tono Corniell, un hombre que con solo hablar con él, el interlocutor sentía que estaba no frente a una persona de carne y hueso, sino ante un gigante que junto a su esposa, doña Bienvenida Gatón, fueron personas al servicio y la filantropía, cuyo autor de las presentes líneas, también fue parte de su larguísimo listado a través de sus bonhomías

Además, tenemos el caso de Domingo Almanzar, otro filántropo, un gigante del servicio y el amor a su pueblo, cuyo patrimonio siempre estuvo a la disposición de los mejores intereses de su pueblo, y cuya obra de amor, muchos salcendenses hoy la recordamos, pues como era, un generador de oportunidades siempre estuvo activo para decir sí cuando alguien se le acercaba con una determinada situación que precisaba de una ayuda, ya sea para comprar una receta médica o para paliar algún tipo de necesidad.

Es por ello, que a través del presente artículo, que desde nuestro periódico digital: www.revistalaprensard.com,  que les hacemos un llamado a nuestras autoridades para que y en la medida de sus posibilidades hagan justicia con estas personalidades; ríndanles un homenaje, paguen la deuda que como ciudad tenemos con sus memorias y familiares, para que de una vez y por toda, esos sanos ejemplos germinen y tanto la presente como las futuras generaciones, puedan saber quiénes fueron don Tono Corniell, Patricio Ortega, y el inmenso Domingo Almanzar.

“Prefiero molestar con la verdad, que complacer con adulaciones”, Séneca.