Emmanuel Imbert

La Prensa
Hoy quisiera hacer una narrativa que muchas veces vivimos en muchos hogares y quisiera ubicarla en el ámbito o extrapolar al ambiente que ustedes deseen.
Imagínense que ustedes, tiene un familia formada donde como padre has llevado el control de ese hogar desde sus inicios o su formación , tu realmente has estado desde que se gestó en el vientre de tu esposa la primera de tus hijas, ha llevado el control y ha estado pendiente al crecimiento, educación y la fortaleza de tu familia, controlado gastos, vigilado tus hijas para un crecimiento sano.
Tu familia evoluciona y se fortalece, todos han crecidos, otros han envejecidos con los años; de un momento a otro, un jovencito que ha tenido relaciones o como decimos amores con muchas de las niñas del pueblo o del vecindario se enamora de tu hija, tu hija se deja seducir por el joven en el caso mencionado y lo acepta como su nueva relación, ella te lo presenta y le da cabida a tu hogar que tu como hombre decente de formación respetas su derecho y la orienta.

La relación apenas empieza, el jovencito empieza a querer tomar control de todo en tu hogar y de un momento a otro quiere hasta decir que se hace en tu casa y qué camino tomar para tal o cual decisión y te preguntas y reflexionas:
Si este hogar yo lo forjé y lo formé como Dios manda, bajo los preceptos de la doctrina en la cual creo, si he sacrificado mi vida por esta familia cómo puedo permitir que este mozalbete que apenas ha llegado a mi casa y quiera tomar el control de todo, Eso no se debe permitir, porque lo correcto es que usted debe primero adaptarse a mi familia bajo mis preceptos y luego si mi hija decide usted y ella se unirán definitivamente, pero mientras tanto, aquí se hace LO QUE DIGA PAPA.
Saque usted su moraleja de este relato adáptelo a los tiempos políticos presente y determine quién tiene la razón!!
Yo tengo la mía!!
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