Juan Freddy Armando
Con este poema que nuestro amigo Juan Matos compartió en internet, de fecha octubre 4 de 2014 (el cual me motivó a escribir estas líneas) inicio este comentario sobre la vida y obra de ese gran artista declamador dominicano desaparecido a destiempo:
Homenaje a chico gonzalez.
Por Mayobanex Pérez.
Puede que seas un rostro más entre las flores
O embrión estelar
con que distingue tu luz al infinito
Arcoíris extraviado en laberíntico sueño
O la puerta recién nacida en el horizonte
por donde se fugan los cometas
para enseñar a los volcanes a cantar
Puede que seas polen del eje terrestre
Hoy que levanto la hipodérmica copa del dolor
Hoy que desnudo de sigiloso mutismo
un nuevo siglo de voces te busca
con pupilas insomnes
Y los genes sonoros del corazón
Por ti
Cuánto le cobraríamos al universo
Con qué le pagaríamos a la vida
Si como creador te nacen alas
de los relámpagos que agrietan la noche
De las soledades que te pueblan
en tu inmortalidad de poeta.
Chico realiza una lectura dramatizada de un poema.
Desaparición y posible muerte del gran declamador amigo
Porque, como dice un poema de Pablo Neruda “Los hechos no se aclaran nunca con el olvido ni con el silencio”. Aunque hace muchos años que ocurrió, continuamos lamentando que se haya producido la misteriosa desaparición y muy probable muerte de nuestro querido Chico González.
Guardo en mi recuerdo los diálogos de nuestra amistad. Hablábamos de literatura y arte en general, en la Cafetería El Conde, frente al Parque Colón. También desde ese tiempo, he sido igualmente amigo de nuestros admirados y queridos Ramón Leonardo y Manuel de Jesús. Los tres conformaban el grupo poético-musical Expresión Joven, en los años 70 del pasado siglo XX. Durante el gobierno de los 12 años de Balaguer fueron perseguidos cuando se presentaban en los distintos escenarios de los clubes culturales en todo el territorio nacional.
En esos tiempos Chico tenía por esposa a una hermosísima y culta mulata que usaba un gran afro, y cuya sonrisa todos adorábamos. Supe su nombre, pero no lo recuerdo.
Nunca olvido nuestras dolorosas lágrimas cuando nos enteramos de que el gran declamador tuvo una especie de derrame cerebral en el curso de un ciclo de presentaciones que el Expresión Joven tenía en Estados Unidos. Lo operaron allá mismo, vino, y a partir de ahí su cerebro cayó en debilidades cada vez mayores. Llegó aquí con un hueco en el lado derecho de la cabeza, perdió parte de la memoria, y se le olvidaban los poemas que se sabía, los que tan excelentemente declamaba en sus buenos tiempos.
Las últimas veces que compartí con él fue cuando visitaba mi oficina de publicidad, por los alrededores del Parque Independencia, la Ciudad Colonial. Conversábamos, pero ya la memoria estaba fallándole. Luego, su pérdida fue tal que andaba con unos papelitos en los que escribía la dirección de su casa, así como otros detalles. Constantemente estaba tomando notas.
Finalmente, andaba como si estuviese perdido, y me imagino que debió haber sido golpeado por algún vehículo o tal vez fue agredido por alguien que no conocía de su situación, o a lo peor se perdió en algún territorio montañoso o en el mar. No sé cómo ni qué le ocurrió. Solo sé no lo vi jamás.
Chico González en una de sus actuaciones.
Poner su nombre a una calle y recuperar grabaciones de su declamar
Tenía una hermosa hermana, Genoveva González, quien fue durante un tiempo Comisionada Dominicana de Cultura en Estados Unidos. Hace tiempo que no la veo ni sé de su destino. Ojalá alguien me informe de ella, pues podría contarnos más sobre la vida de este grandioso declamador y excelso ser humano. De ese modo se haría posible que sus amigos estructuraramos una biografía completa de nuestro gran artista, incluyendo hechos, fechas, anécdotas, historias, etc. de su época de niñez, adolescencia, juventud, estudios, formación estudiantil primaria, secundaria y universitaria, así como sus lecturas y autores preferidos, etc.
También así, sugeriríamos ponerle su nombre a alguna calle para que su recuerdo quede plasmado ahí para siempre. Por ejemplo, podríamos proponerlo a la alcaldía de Santo Domingo Este, dirigida por Manuel Jiménez, artista como él.
Y ojalá aparezcan grabaciones de los poemas que declamaba: “Hay un país en el mundo”, de Pedro Mir; de Ramón Leonardo en homenaje a Caamaño, y a «la presencia centenaria de los yanquis» entre otros.
¡Gloria, admiración y cariño imperecedero para la memoria y vida de Chico González, pletórica de arte y de bondad y de amor por nuestro pueblo dominicano y la humanidad!
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