MIGUEL ÁNGEL FORNERÍN
Con motivo del centenario del nacimiento del poeta y ensayista Antonio Fernández Spencer (1922-1995) aparecieron varios proyectos de publicación que, como ocurre con frecuencia en nuestro país, han quedado opacados por las alharacas de la cotidianidad. El ruido que con frecuencia domina la atención de la ciudad letrada dominicana y que, pocas veces, permite seleccionar entre lo fútil y lo verdaderamente importante.
El profesor de la Universidad de Trinity, en San Antonio, Tejas, Carlos X. Ardavín Trabanco, editó un tomo que contiene una selección de los textos del ensayista y otro sobre su escritura y consideraciones sobre su vida. Ardavín Trabanco ha sido un editor de importantes textos de la literatura española, de la cual es un reconocido especialista, (“La transición en la novela española” (2006), y de la literatura dominicana (“Anatomía de un poeta. Aproximaciones críticas a José Mármol”, 2005) y, recientemente, sobre la obra de Giovanni Di Pietro, (Giovanni Di Pietro, elogios y condenas”, Santuario, 2023), entre otras.
En “Archivo de Fernández Spencer” (Cielo Naranja, 2023) Ardavín Trabanco presenta al lector los trabajos de diversos autores dominicanos que enjuician la obra y el itinerario literario del autor homenajeado. En la sección Semblanza aparecen trabajos de: Enriquillo Sánchez, Tony Raful, Mateo Morrison, Jannette Miller, Camelia Michel, Basilio Belliard, Manuel Núñez, Manuel Mora Serrano, Marcio Veloz Maggiolo, Armando Almánzar-Botello y Lupo Hernández Rueda.
En el apartado Estudios aparece una antología de los textos que profundizan en el conocimiento y análisis de la obra de Fernández Spencer. Los trabajos de José Mármol, José Alcántara Almánzar, Diógenes Céspedes, Alejandro Arvelo, Daisy Cocco DePhilipis, Bruno Rosario Candelier, entre otros; nos muestran que la obra de Fernández Spencer había sido estudiada detenidamente en distintos momentos de su vida literaria. Por lo que es pertinente señalar que estos trabajos denotan la importancia del autor como crítico y como poeta.
El libro contiene, además, una sección sobre reseñas, notas, prólogos y varias entrevistas que, en total, ocupan más de 400 páginas. Otro texto publicado por Cielo Naranja es “Pasajero de la literatura” (1944-2000), bajo el cuidado también de Carlos X. Ardavín Trabanco, que reúne obras capitales del autor en el campo de la ensayística de temas dominicanos, latinoamericanos y españoles. Dice en la introducción Ardavín Trabanco: “La crítica literaria fue para Fernández Spencer, desde sus inicios como escritor, una labor paralela a su creación poética; cifraba su origen en las sucesivas tentativas para desentrañar esas zonas “ilegibles” o “deficitarias” que toda obra importante contiene como si se tratase de un arcano… (8).
También el Archivo General de la Nación publicó varias obras de Fernández Spencer, entre las que se encuentran: “Fragmento de un diario nonato”, en dos volúmenes, que contiene los escritos publicados en la prensa dominicana entre 1976 y 1980, también un tomo dedicado a su ensayística, “Ensayos, artículos y entrevistas” y “A cuarenta años de la “Nueva poesía dominicana” (2022), editados por el poeta y crítico de arte Cándido Gerón. Esta colección se compone de varios volúmenes más.
Aunque los actos del centenario de Antonio Fernández Spencer no fueron muy numerosos las publicaciones a las que hacemos referencia muestran que, desde el punto de vista editorial, se ha realizado lo necesario para dar a conocer la obra y la importancia de este autor en las letras dominicanas.
Fernández Spencer fue una figura importante y controversial de nuestra literatura. Vivió entre los grandes y fue grande por su obra y su relación limítrofe con otros escritores dominicanos y españoles. Fue uno de los fundadores de La Poesía Sorprendida, movimiento que encajó nuestra poesía con la poesía universal. Vivió la confluencia del éxodo y la permanencia de España. Estudió en Salamanca y difundió nuestras letras en Madrid. Se sintió poeta español y creyó que había aportado cambios al surrealismo español.
Tiene también el mérito de haber dado dirección a una triada de jóvenes narradores como Marcio Veloz Maggiolo, Carlos Esteban Deive y Ramón Emilio Reyes. De sus manos salieron a la imprenta las novelas del ciclo bíblico, “El buen ladrón” (1960), “Madalena” (1967) y “El testimonio” (1961). Podríamos decir que Spencer fue el maestro de una nueva generación de narradores. No podemos decir lo mismo en la poesía. Por su personalidad fue un actor en las lides literarias de los años cincuenta y sesenta. Su lucha con Pedro Contín Aybar muestra el debate entre las ideas literarias españolas y francesas que se alzan en los años veinte, y que van a dominar nuestro accionar literario desde el Romanticismo. De ahí que nuestra literatura ha sido más francesa que española, que nos da la tradición y la francesa, la modernidad.
Para Marcio Veloz Maggiolo, Fernández Spencer consideraba la literatura como un asunto militar. Y cuando confrontamos varios eventos de la vida del autor (Núñez, 2011) no cabe la menor duda de que así era. Su accionar fue un envite contra un enemigo literario al que había que combatir. Así lo hizo con Contín Aybar y, en mayor medida, contra Manuel Rueda. Esos combates literarios de Spencer llenarán las 554 páginas del libro “A cuarenta años de Nueva poesía dominicana” (Cándido Gerón, comp., 2022).
Contrario a lo que parece decir el título, este libro no es una evaluación frontal de la poesía dominicana, ni la publicación de la antología “Nueva poesía dominicana” (Instituto de Cultura Hispánica, 1953) realizada en Madrid es un parteaguas para ver la producción poética, más bien refiere a la carrera de Fernández Spencer en España y su formación erudita que logra en la Península. Más allá, la publicación de esta antología llena un deseo dominicano, que es el de devolver los galeones, como hubiese dicho Max Henríquez Ureña. O más bien una forma de inscribirnos en las letras del otro que nos ha dejado la ideología de las primicias de América. Cierto es que “Nueva Poesía dominicana”, muestra nuestra participación en la poesía de estilo francés, del vanguardismo francés, menos que nuestra adhesión a las ideas literarias españolas en la modernidad.
La antología de Fernández Spencer fue, sin lugar a duda, un texto que presenta el accionar de nuestros poetas en una España dividida y dominada por el dictador que salió airoso de la Guerra civil. La publicación de esta antología precede la visita de Trujillo a Madrid en el verano de 1954. Las pompas de ambas dictaduras se unieron a las ideologías que identificaban a la metrópoli con la Ciudad Primada en un abrazo que echaba por tierra las razones de la emigración española. Aquella que coadyuva a crear el movimiento de la modernidad literaria dominicana, en la Revista de la Poesía Sorprendida.
Me parece sumamente importante analizar cómo Antonio Fernández Spencer, a través de la erudición filológica y sus afiliación a las publicaciones de la Revista de Occidente, se convirtió en un erudito de talante clásico, con grandes calas en la filosofía y en los estudios poéticos, pero siempre contrario a todos los movimientos sociales que marcaron los años venideros. Fue vanguardista en la forma de su poesía y negó los cambios que se auguraban en el espacio social. Atacó las teorías de las vanguardias sociales en la literatura y se quedó anclado a la reacción que representaron en el país Trujillo y Balaguer. Su destino lo narra con mucho realismo Manuel Núñez en “Los días alcionios”, 2012, (continuará).
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