Profecías apocalípticas 2025 1-2
- revistalaprensa55
- 17 ene
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Rafael Baldayac

Los terremotos son fenómenos naturales que ocurren súbitamente, sin aviso. A diferencia de los huracanes, los terremotos no son pronosticables. Un terremoto es un movimiento violento del terreno ocasionado por la liberación de energía que surge del interior de la Tierra.
Esta energía puede surgir de una fuente natural como es el rompimiento de rocas de la corteza terrestre, por una erupción volcánica o por fuentes no-naturales como son las explosiones.
Cuando las rocas de la corteza terrestre se rajan, dividen o rompen, ocurre una liberación de energía acumulada, y a esos terremotos se le conoce como de origen tectónico o fallas geológicas, que a su vez están asociados al movimiento de placas tectónicas.
Jesús predijo sucesos y condiciones que probarían que este mundo habría entrado en “la conclusión del sistema de cosas”. Explicó que sería un período marcado por pestes, escasez de alimento y guerras de alcance mundial, y que “en un lugar tras otro” ocurrirían “grandes terremotos” (Mateo 24:3,7; Lucas 21:10, 11). ¿Se refería a nuestros días?
Según el geólogo, Osiris de León, existe una relación de estos fenómenos con las profecías del apocalipsis.
Muchos predicadores, cristianos y ciudadanos, después de haber leído los textos del Apocalipsis, escritos por el apóstol Juan, en el año 95 después de Cristo, han dado crédito absoluto al concepto de que «el próximo fin del mundo» vendrá con la ocurrencia de un gran terremoto como no lo ha habido nunca desde que los hombres existen sobre la Tierra.
La primera mención que el Apocalipsis hace del gran terremoto aparece en el Capítulo 6:12, donde dice:
“Y cuando el Cordero abrió el sexto sello ví que se produjo un gran terremoto, el sol se puso negro, como tela de luto; y la Luna entera se volvió roja como la sangre, y las estrellas del cielo cayeron a la tierra como una higuera arroja sus higos cuando es sacudida por un fuerte viento. El cielo se desvaneció y toda montaña y toda isla fueron removidas de sus lugares».
La segunda mención apocalíptica del gran terremoto aparece en el Capítulo 8:5, donde Juan escribe lo siguiente:
«Después el Ángel tomó el incensario, lo llenó con el fuego del altar y lo arrojó sobre la tierra. Y hubo truenos, gritos, relámpagos y un temblor de tierra», asociando el fuego del altar celestial con el fuego que sale de un volcán con erupción explosiva e incandescente.
La tercera mención del Apocalipsis, asociada a un gran terremoto, aparece en el Capítulo 11:13, donde escribe que:
«En ese momento se produjo un violento temblor de tierra que derrumbó la décima parte de la ciudad, y el terremoto ocasionó la muerte de siete mil personas, y los sobrevivientes quedaron atemorizados y alabaron al Dios del cielo».
La cuarta y última mención que hace el Apocalipsis sobre el gran terremoto se lee en el Capítulo 16:18, donde dice:
«Y Entonces hubo relámpagos y voces y truenos, y un gran temblor de tierra, un terremoto tan grande, cual no lo hubo jamás desde que los hombres han estado sobre la tierra.
Y la gran ciudad fue dividida en tres partes, y las ciudades de las naciones cayeron; y la gran Babilonia vino en memoria delante de Dios, para darle el cáliz del vino del ardor de su ira». Continuará….
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