Cheo Tabar
La Prensa
Para hablar de institucionalidad tenemos que recordar que esta se deriva de las reglas formales, tales como leyes, decretos y reglamentos, así como de las reglas informales que incluyen procedimientos y normas de conducta morales y/o éticas, en los regímenes democráticos.
Como la mayoría de América Latina, en estos países los gobernantes acumulan mucho poder y manejan muchas de las decisiones a su criterio a veces acertando pero desafortunadamente no dan en el clavo, pues acumulan poder en las cámaras bicamerales para aprobar proyectos de su agrado, y la oposición por igual recibiendo favores.
Estos ultimo por igual son cómplices de la misma situación, pues, cómo es posible que personas que ocupan puestos públicos para servir a la nación entran con una situación económica muy precaria y cuando salen de los puestos ya son el equivalente a Rockefeller y nadie cuestiona el procedimiento de esas enormes riquezas injustificadas?.
Además, es preciso observar cómo se manejan los fondos públicos con atino, las normas municipales, el crecimiento vertiginoso de los pueblos en edificaciones, pero con una pobre cantidad de estacionamientos privados y comerciales que obstaculizan enormemente el tráfico vehicular.
Sin estar dándonos cuenta, nuestra sociedad ha estado iniciando el doloroso proceso del declive en la democracia, sin embargo, con un poco de esfuerzo se restablecen aquellos parámetros que son relevantes para la continuación del sistema imperante, es decir, la misma democracia.
Cómo se afianzan las instituciones? Sencillo, en todos los pueblos hay gentes honestas que pueden aportar ideas y posibles soluciones a las mayorías de los problemas que casi las generalidades son similares, y son las cosas básicas, tales como la educación, salud, atención a los adultos mayores, agricultura, caminos vecinales en pésimas condiciones, agua potable, energía eléctrica, vivienda, pues la mayoría son casitas que necesitan reparación, fuente de trabajos lugares de esparcimiento, etc. Estas, más que un artículo, más bien tienden a ser ideas románticas que si mínimamente se llegaran a ejecutar cambiarían la democracia en que vivimos.
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