Puerto Príncipe. El experto de la ONU sobre la situación de los derechos humanos en Haití, William O’Neill, dijo este martes sentirse “alarmado” por la “preocupante situación” que atraviesa la capital haitiana y que se extiende rápidamente a otros departamentos, en particular Artibonite y el Noroeste. “Asesinatos, heridos y secuestros son el pan de cada día para la población. La violencia sexual contra las mujeres y las niñas sigue siendo endémica, y desde mi última visita no ha habido progresos en el acceso a los servicios y a la justicia para las supervivientes”, deploró O’Neill, que visitaba oficialmente Haití por segunda vez. El experto se declaró especialmente preocupado por el impacto de la inseguridad y la violencia en los niños. “Toda una generación parece sacrificada por la violencia, y el futuro de un país se ve amenazado por la dramática situación de sus jóvenes”, se lamentó durante una conferencia de prensa. En ese tenor, afirmó que muchos niños han sufrido -y siguen sufriendo- graves violaciones de sus derechos. También son víctimas de la “catastrófica situación humanitaria”, con el acceso a la sanidad, el agua, los alimentos y la educación gravemente obstaculizado. “Esto ocurre especialmente en los barrios desfavorecidos controlados por bandas y abandonados por el Estado”, en referencia a Puerto Príncipe. Muchos niños sufren de inanición, la forma más mortal de desnutrición, puntualizó el diplomático, al considerar que más de 500,000 jóvenes no tienen acceso a la educación y que muchos niños de estos barrios son reclutados por bandas, ya sea por falta de oportunidades o por miedo a las represalias. “El sistema judicial haitiano sigue siendo disfuncional e inadecuado para proteger a los niños en situación de riesgo o juzgar a menores en conflicto con la ley. El tribunal de menores está paralizado”, denunció. El funcionario de la ONU reveló que visitó la cárcel de menores de Puerto Príncipe y que había constatado de forma alarmante que el recinto estaba superpoblado, con una tasa de ocupación superior al 350 %, y que la insalubridad y la falta de acceso al agua potable exponían a los niños a enfermedades. Dijo que también le preocupa la situación de los desplazados internos, de los que hay al menos 200,000 en Haití. “Muchos viven en condiciones inhumanas, sin acceso a servicios básicos”.
Las bandas y el tráfico de armas, grandes retos
“El régimen internacional de sanciones ha enviado una señal clara para desmantelar las redes de corrupción que asolan el país. También debe ir acompañado de actuaciones judiciales a nivel nacional para acabar con la impunidad”, dijo O’Neill. “Es esencial que el Estado desempeñe un papel clave en la reconstrucción del modelo social y económico para permitir que los más vulnerables encuentren oportunidades a nivel local y evitar así la salida masiva de personas en busca de días mejores”. Reiteró su llamado a la comunidad internacional para que ponga fin al tráfico ilegal de armas y municiones, que sigue cobrándose muchas víctimas cada día en Haití. “Superar las deficiencias institucionales y reforzar el Estado de derecho siguen siendo requisitos para un cambio a largo plazo”.
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