El legado de Gabriel García Márquez -Cien años de soledad-
- revistalaprensa55
- 31 may
- 5 Min. de lectura
Parte 1/4

La extraordinaria novela aborda temas universales: el amor y sus tormentos, la solidaridad, el deseo de conocimiento, la creencia en la magia y la adivinación, la muerte, la libertad, la soledad, la envidia, la prostitución, el más allá, el poder, el odio, las guerras, las injusticias, las tradiciones, la llegada del primer sacerdote y del primer representante del gobierno… Las complejas tramas atadas con múltiples hilos narrativos que se entretejen, reflejan cómo las acciones y eventos en un tiempo y espacio pueden tener repercusiones en otros. Gabriel García Márquez incluye, además, la multiplicidad del mundo real al incorporar una diversidad de voces y perspectivas, como representación de la variedad de experiencias y puntos de vista que existen. Esto enriquece su obra al hacerla más inclusiva y simbólica.
La novela Cien años de soledad, escrita por el premio nobel de literatura en 1982, fue concebida y escrita durante los años 1965 al 1967, mientras el autor residía en México. La primera edición se publicó en Buenos Aires en mayo de 1967, gracias a la editorial Sudamericana que, bajo la dirección de Francisco Porrúa, la aceptó de inmediato. El libro consta de 20 capítulos sin título. Los tres primeros narran el éxodo de un grupo de familias y la fundación de Macondo. Del capítulo cuatro al 16, la novela aborda el desarrollo económico, político y social del pueblo. Los últimos cuatro capítulos se centran en su decadencia. Una edición particularmente notable es la de 2007, publicada por la Real Academia Española y la Asociación de Academias de la Lengua Española en homenaje a García Márquez, con motivo de su ochenta cumpleaños y del cuadragésimo aniversario de la publicación de la novela. Cien años de soledad es una de las obras más traducidas y leídas en el idioma español y es considerada una obra maestra de la literatura hispanoamericana y universal. Ha sido reconocida como una de las mejores novelas del siglo XX y ha recibido los más prestigiosos premios alrededor del mundo. El reconocimiento internacional y las traducciones múltiples enfatizan su alcance y perdurabilidad.
En cuanto al contexto del relato, la historia tiene lugar en Macondo, pueblo ficticio creado por el autor, universo único en el que se desarrollan varias de sus novelas: Cien años de soledad, Los funerales de la Mamá Grande, La hojarasca, La mala hora, El coronel no tiene quien le escriba y el Monólogo de Isabel viendo llover en Macondo. La creación de pueblos ficticios es una práctica habitual entre los escritores; en este sentido, podemos mencionar a Kafka, Onetti, Faulkner y Rulfo, entre otros. Existen diversas razones para la decisión de crear un mundo propio. La invención del entorno permite a los autores tener control absoluto sobre las reglas, la geografía, la historia y la cultura del lugar, lo que les proporciona una libertad ilimitada para explorar temas y tramas sin las restricciones de la realidad. Además, estos mundos pueden servir como símbolos o metáforas de ideas más amplias.
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Macondo es más que un simple pueblo; representa el aislamiento, el ciclo de la historia y el destino de América Latina; permite a los lectores escapar desde la realidad cotidiana a realidades alternativas. Además, al diseñar mundos y sociedades nuevas, García Márquez experimenta con diferentes aspectos de la naturaleza humana, relaciones sociales y estructuras de poder. Esto facilita la exploración de «¿qué pasaría si…?» en escenarios variados. Estos lugares ficticios pueden añadir profundidad y riqueza a la narrativa, proporcionando un contexto único que hace que las historias sean más envolventes y memorables. En fin, es una estrategia poderosa, que les permite explorar ideas complejas, ofrecer crítica social, proporcionar escapismo, y enriquecer sus narrativas de maneras que no serían posibles en un entorno estrictamente realista.
En lo que respecta al origen del topónimo, Gabriel García Márquez menciona en su autobiografía Vivir para contarla (2002) que procedía de una finca bananera cercana a Aracataca que le llamó la atención desde niño, pero sólo de adulto descubrió que era por su sonoridad poética. Sin embargo, conociendo las historias de las fincas bananeras en Latinoamérica y el conocido compromiso del autor con los marginados y las injusticias, no nos luce que fuera la única razón. Bien sabemos de la explotación laboral y conflicto social asociadas a las bananeras. Estas empresas a menudo eran extremadamente duras: los trabajadores enfrentaban bajos salarios, largas jornadas, falta de derechos laborales y condiciones de vida precarias. Esta explotación llevó a numerosos conflictos sociales, huelgas y protestas, algunas de las cuales fueron reprimidas violentamente, como la masacre de las bananeras en Colombia en 1928.
Sinteticemos el extenso relato antes de proceder al análisis de algunas de sus partes. Gabriel García Márquez narra la historia de la familia Buendía en el pueblo de Macondo, fundado por José Arcadio Buendía y Úrsula Iguarán. El autor presenta una visión compleja y multifacética del destino trágico de la familia y su pueblo. Por un lado, Macondo es retratado como un lugar mágico y fascinante, donde ocurren sucesos extraordinarios y se entrelaza lo fantástico con lo cotidiano utilizando el Realismo Mágico para crear un ambiente único que transporta al lector a un mundo lleno de maravillas y misterios.
Sin embargo, también muestra la cara oscura de Macondo, marcada por la violencia, la corrupción y la decadencia. A medida que la historia avanza, el pueblo sufre transformaciones que reflejan los cambios sociales y políticos de Colombia y de América Latina en general. A través de Macondo, García Márquez ofrece una reflexión profunda sobre la naturaleza humana, la historia y el destino. Su visión es rica y matizada y tiene el don de capturar tanto su encanto mágico como sus sombras más profundas.José Arcadio Buendía y Úrsula Iguarán, primos que desafían supersticiones sobre su descendencia, fundan Macondo tras ser acosados por el fantasma de Prudencio Aguilar, a quien José Arcadio mató en un duelo. A lo largo de generaciones, la familia enfrenta incesantes ciclos de repeticiones, presagios y tragedias, como la peste del insomnio y el olvido, la guerra civil, y la llegada del progreso con el tren y la plantación de banano. Melquíades, el líder de los gitanos, trae consigo conocimientos avanzados y objetos maravillosos que fascinan a José Arcadio Buendía y al resto de los habitantes del pueblo. Sus pergaminos, que contienen la historia y el destino de la familia Buendía, son un símbolo del conocimiento oculto y del esfuerzo humano por comprender el tiempo y la existencia. Melquíades representa la figura del sabio y el profeta.
El coronel Aureliano Buendía fue el primer ser humano que nació en Macondo. Había llorado en el vientre de su madre, quizás como premonición de su destino. Creció siendo silencioso y dueño de una rara intuición. Por un tiempo vivió horas interminables en el laboratorio que su padre había abandonado, obsesionado con descifrar los pergaminos dejados por Melquíades y con la fabricación de oro a través de la alquimia. Posteriormente, en su etapa como joven adulto y tras adquirir cierto conocimiento sobre los liberales y los conservadores, optó por unirse a los liberales y se sumergió por completo en la política, lo que lo llevó a alcanzar una posición de liderazgo e influencia, pero también a perder su humanidad.
Mientras más ascendía, más profundos era su aislamiento y soledad, convirtiendo su vida en un espacio vacío y sin sentido. A lo largo de la novela, el coronel Aureliano pasa largos períodos reflexionando sobre su vida y su papel en el mundo. Esta introspección puede simbolizar la búsqueda de autoconocimiento y comprensión en medio del caos y la confusión. La magistral caracterización lograda por Gabriel García Márquez añade profundidad y riqueza al tejido narrativo. La del coronel, se manifiesta como una fusión de varios arquetipos, incluyendo el héroe trágico, el sabio, el revolucionario y el solitario. Aureliano se destaca en la guerra civil, sobreviviendo a múltiples intentos de asesinato; se deja consumir por el ego que lo arropa a medida que crece su poder; y termina debilitado por una guerra en la cual ya no cree.
Nota: Del libro “Una mirada de escritores dominicanos”/ Homenaje a García Márquez Idea y coordinación: Verónica Sención. Obra pictórica: José Cestero. Colección Banreservas
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