
POR RAFAEL SANTOS
El Ateísmo, proviene de la palabra Atea, que significa, persona que no cree en la existencia de Dios. Esta es una triste y lamentable situación espiritual que muchos seres humanos acarrean. Muchos dejándose engañar del enemigo de las almas, se refugian dentro de esta doctrina para y dentro de esas gruesas paredes diabólicas contrarrestar el evangelio, y sobre todo, para hacerle frente a todo cuanto signifique salvación del hombre.
Es una realidad que lamentablemente arrastran muchos seres humanos que cegado por la falta de sabiduría y con un gran cúmulo de inteligencia en su cerebro, encaminan sus pasos hacia el derrotero del enfrentamiento con las cuestiones divinas.
Ahora bien, y para una mejor interpretación del tema que nos ocupa, precisaremos algunas diferencias en los términos habilidad, inteligencia y sabiduría, las cuales y cuando se escribe del ateísmo muchos suelen confundir, lo que en ocasiones lleva un mensaje distorsionado hacia el receptor.
Veamos:
La habilidad no es más que la capacidad innatas, es decir con las cuales nacemos y que ponemos en práctica durante todo el trayecto de nuestra existencia, de ahí es por ejemplo, lo que cuando en ocasiones les reconocemos a otros, es decir, la destrezas para hacer una determinada actividad, ya sea pintar, escribir, declamar etc.
La inteligencia (que es la que en un gran parte tienen los ateos), se adquiere a través de los libros estudiados, en donde muchos se dejan atrapar por las tantas letras, y cobijados bajo el manto de la falta de conocimientos divino, se dejan arrastrar por el caudal de la intelectualidad, para finalmente caer en lo que muchos caen, en la negación divina.
Ya la sabiduría, esta la definimos con palabras muy sencillas, es la combinación de la habilidad, la inteligencia positiva, más el temor de Dios.
Comments