PEKÍN, China.- El gobernante Partido Comunista de China aprobó este sábado 22 de octubre las enmiendas a la Constitución, con las que el presidente Xi Jinping consolida aún más su poder. Se espera que el domingo, el jefe de Estado sea confirmado para un tercer mandato de cinco años como secretario general del movimiento político, algo inédito en la historia del país. En 2018 Xi abolió el límite presidencial de dos periodos.
Xi Jinping se ratifica como el líder más poderoso de China desde la era de Mao Zedong.
En un evento tan fuertemente coreografiado, los más de 2.000 delegados regionales seleccionados, que representan a los casi 97 millones de miembros del gobernante Partido Comunista, aprobaron este sábado 22 de octubre enmiendas a su Constitución y la consagración en la Carta Magna del rechazo a la independencia de Taiwán.
Entre las enmiendas se destacan, “Dos Establecimientos” y “Dos Salvaguardias”, con el objetivo de consagrar a Xi como el núcleo del movimiento y su pensamiento político como su ideología fundamental.
«Atrévanse a luchar, atrévanse a ganar, entierren la cabeza, trabajen duro y estén decididos a seguir adelante», afirmó el mandatario ante los fieles de su partido, al término de la XX edición del Congreso comunista.
El nuevo Comité Central, de 205 miembros, ya no incluye a figuras como el Primer Ministro Li Keqiang o su posible reemplazo Wang Yang.
EL PLATO FUERTE ES ESTE DOMINGO
El plato fuerte llegará el domingo 23 de octubre, cuando habrá una previsible aprobación de Xi como secretario general del partido. Se hará cuando el Comité Central apruebe un Politburó reorganizado de 25 miembros, el vértice del poder de China, de unas siete personas, que los analistas esperan que esté repleto de aliados del presidente.
Este paso permitirá que el dirigente de 68 años navegue hasta un tercer mandato de cinco años como presidente del país, que se anunciará durante las sesiones legislativas anuales del gobierno el próximo marzo.
Pero sobre todo, con las modificaciones a la Constitución del partido el mandatario eleva su poder como líder y su estatus dentro de la historia política china.
NACE UN DICTADOR?
En 2018, Xi abolió el límite presidencial de dos mandatos, allanando el camino para que gobierne de forma indefinida. Con esa medida rompió un término establecido por el reformista Deng Xiaoping, en 1982, para evitar la figura de un líder supremo como ocurrió con Zedong.
Durante el evento y en un movimiento inesperado, el exlíder Hu Jintao fue sacado de la ceremonia de clausura. Aunque algunos especulan que el motivo serían las diferencias políticas con el actual presidente, la prensa oficial china aseguró que «no se sentía bien y su perosnal le acompañó a otra habitación para que descansara».
Las cámaras pudieron captar el momento en que Hu fue escoltado fuera del Gran Palacio del Pueblo tras haber tratado de interpelar a Xi, quien permaneció ajeno con la mirada al frente.
Xi: “Debemos estar preparados para soportar fuertes vientos”
Xi pronunció un discurso de 105 minutos en el que elogió los logros del Partido Comunista y pasó por alto problemas internos como el estancamiento de la economía y los daños causados por su estricta política de ‘cero Covid’.
Fuerte en la retórica ideológica y ligera en la política, un desafiante Xi también instó a los miembros del movimiento a fortalecerse frente a numerosos desafíos, incluido un clima geopolítico cada vez más endurecido.
«Debemos estar preparados para soportar fuertes vientos, aguas agitadas e incluso tormentas peligrosas (…) Frente a cambios drásticos en el panorama internacional, especialmente intentos externos de chantajear, contener (y) bloquear China, hemos antepuesto nuestros intereses nacionales», remarcó el mandatario.
La seguridad también fue un foco principal de su intervención. Xi elogió la transición de Hong Kong de lo que dijo fue un paso del «caos a la gobernabilidad».
PROTESTAS
Sus declaraciones se produjeron pese a las multitudinarias protestas en la que miles de personas de la isla semiautónoma reclamaron democracia y el cumplimiento de la promesa de autonomía, hecha cuando Reino Unido entregó Hong Kong a Beijing, en 1997.
Por otra parte, el presidente chino prometió «nunca comprometerse a abandonar el uso de la fuerza» para apoderarse de la isla autónoma de Taiwán, que reclama como propia.
Entretanto, se espera la consagración de una forma más concisa de la filosofía política de Xi, que haría de su pensamiento «la última versión del marxismo (y) la ideología estatal de China del siglo XXI», señaló Steve Tsang, director del Instituto SOAS China de la Universidad de Londres.
«El poder de Xi será similar al del dictador de China, y casi no habrá margen para que nadie le aconseje que intente corregir el rumbo», agregó el experto.
Desde la era de Mao Zedong ningún otro líder del país tuvo su doctrina incluida en la Constitución del partido, mientras aún estaba en el poder.
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