Teófilo Quico Tabar
Expresé la semana pasada que las cosas están dadas para que las elecciones se decidan en primera vuelta. Porque Luis está muy bien posicionado y porque los dominicanos han demostrado vocación por una sola vuelta. Faltando solo días para el 19 de mayo. Pero además quiero destacar, que las posibilidades de lograr el poder es lo que les da vida y vigencia a los líderes. Lo que les permite nuclear personas y sectores a su alrededor. Y lo hice con la intención expresa de contribuir a que la gente comprenda ese fenómeno, pues aunque resulte algo natural en nuestro medio, hay quienes que no se percatan de ello.
El poder y la lucha por el poder, sobre lo cual ha escrito de manera brillante el estimado amigo Leonte Brea, sin tratarse necesariamente de una obra literaria o cinematográfica, constituye el leimotiv de los líderes o dirigentes. Sin embargo, cuando la constitución establece que los mandatarios solo pueden ejercer por dos períodos consecutivos, crea situaciones, que en ocasiones, ellos mismos pasan por alto, aunque si lo perciben sus seguidores o la población. Y esto adquiere más connotación cuando dichos líderes han agotado el tiempo permitido para alcanzar el poder y se mantienen vigentes dentro de sus estructuras partidarias, como señalé la semana pasada.
Por eso me permito recordar que es necesario que los líderes comprendan, que mientras existan esas circunstancias, los que no se circunscriben dentro de ellas, de alguna manera pierden efervescencia. Se van poniendo como algunos productos medicados que con el tiempo, al diluirlo en agua, dilatan mucho para lograrlo o no resultan eficaces. Su propia gente, sabiendo que ya no son opción de poder, comienza a buscar nuevos nidos. Y eso es suficiente para que se produzcan cambios de conductas y sentimientos. Porque para nadie es un secreto, que luego del abandono de las ideologías, gran parte de las simpatías manifiestas no son simplemente por solidaridad o fidelidad, sino por un importante componente de oportunidad.
Hay que tener en cuenta también, que eso no solo sucede con la posibilidad de alcanzar la presidencia de la república, sino que sucede igualmente con los que han ocupado cargos en organismos privados y sobre todo en cargos públicos. Ocurre así con todos los que pretenden volver a ocuparlos y con los que no quieren perderlo. Y salvo contadas y honrosas excepciones, si las personas que les sirvieron de peldaño para alcanzar esos propósitos han perdido la posibilidad de proporcionarles la oportunidad de sus anhelos, sencillamente buscan otras vías.
El poder es estimulante para los actores. Para empresarios, profesionales, sindicalistas y para políticos. Por lo tanto, muy pocos quieren perderlo. Pero si la Constitución o las leyes, contrario a lo que en su momento sugerí sobre la presidencia de la república y sobre lo cual abundaré posteriormente, les cierra las posibilidades a los que ya agotaron su tiempo en el poder, por gravedad o naturalidad las influencias en sus organizaciones y en la población se limitan. Por eso reitero, que es sumamente necesario e importante que todos los líderes estén conscientes de esa situación y al mismo tiempo entenderlo como algo propio de la idiosincrasia dominicana. Hubo tiempo para unos y ahora hay tiempo para otros. tabasa1@hotmail.com
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